Quebrada de Humahuaca-Jujuy

Quebrada de Humahuaca-Jujuy
El cerro de siete colores, Purmamarca

domingo, 29 de mayo de 2011

Se sigue trabajando para Cristina

Por Alberto Asseff * para el Informador Público
Digo ‘trabajando’ tomándome una licencia, pues lo que es trabajar parece bastante disociado del andar de algunos dirigentes. Trabajar sería estudiar, analizar, dialogar mucho y hasta fatigosamente y, por fin, lograr una solución, o encaminarse hacia ella.
Soluciones faltan por doquier, mientras los problemas no solo se acumulan, sino que se incrementan. Los dirigentes son más desidiosos que empeñosos. La prueba está en el escenario argentino cotidiano: no podemos superar ni el conflicto del Colegio Pellegrini ni, mucho menos, la inseguridad que nos galopa, golpea, azota y azora.
Eso sí, todos los santos días tenemos el discurso de rigor, pronunciado por la más alta magistrada. Siempre nos dibuja -nunca mejor empleado el verbo- un presente maravilloso y un porvenir que deslumbra y alucina. Pero lo cierto es que domina la escena, maneja las situaciones, satura la información y obtura cualesquier alternativa.
La encumbrada magistrada siempre parlamenta acerca de obras y de logros. Remarca que la historia comenzó el 25 de mayo de 2003 y que en esa fecha estábamos fuera de todo, hasta de la vida misma. Ese día nacimos para llegar, ocho años después, a esta lozanía conmovedora, envidia de la tierra entera. Es tan machacona la magistrada que los chicos colegiales ya están preguntando a sus maestros si Beruti y French eran miembros de La Cámpora o si distribuían planes sociales a cambio de la presencia en la plaza, enfrente del Cabildo, con o sin paraguas…
¿Qué hace, mientras, la oposición? Casi ni una idea o propuesta. Prácticamente todo el tiempo abocada a si “frente progresista” sí o no; con Binner o sin Binner; si el límite es De Narváez o no. Y dilemas de esa pobre naturaleza. Disyuntivas que no les mueven ni un pelo a los argentinos.
¿Cuánto le importa al pueblo, sobre todo a los jóvenes, este tipo de desencuentros? Es notorio que ni un ápice. Así, la oposición se sigue devaluando y la magistrada robusteciendo.
Alguna vez, el líder-presidente tres veces, dijo que “no es que nosotros fuésemos buenos, sino que los que vinieron después fueron muy malos”. Bastante perversa esta situación, debatiéndonos para ver quién es peor.
¿Podremos apostar -siquiera intentarlo- a ser mejores, superadores?
Hay que expresarlo sin circunloquios: no hay otro límite para una coalición que la buena fe, la honradez y la elevación de las miras. Francisco de Narváez viene expresando sensatísimas metas, como esa síntesis de apego a la ley, unión nacional, desarrollo y justicia social. Cuatro ejes de una propuesta revertebradora del país.
¿Con quién unir fuerzas para hacerlo realidad? Con todos, incluidos los socialistas de Santa Fe (si es que quieren participar con lealtad).
¿Podrán los radicales abrir sus cabezas, mirar más allá de los cercos de la Unión Cívica Radical y aprontarse así a gobernar una alternativa superadora al régimen actual? Creo que sí, que madura velozmente esa apertura.
Vale una precisión de índole principista: nadie puede ni debe asociar apertura con pérdida u olvido de los valores y sueños que dieron origen al movimiento político, en este caso la UCR. Al contrario, el tiempo actual exige esa apertura mental para poder llevar adelante los cambios restauradores de los genuinos valores de la República, de la Democracia y, en suma, de la Patria (todas con mayúsculas porque así lo ameritan esas grandes palabras; arribó la hora de intentar, en serio, realizarlas).
No tengo dudas de que el país tiene soluciones asequibles. Empero, es ineludible obrar de buena fe y sobreponerse a la codicia personal. Y a las vacuas vanidades personales.
Sustituir codicia por ambición nacional y vanidad por orgullo colectivo. Quizás este cambio en la ecuación vigente encierre la clave.
Lastimosamente, hoy por hoy, se sigue trabajando para Cristina. Se puede mutar. Hay un tiempo. Escaso, pero hay.

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