Quebrada de Humahuaca-Jujuy

Quebrada de Humahuaca-Jujuy
El cerro de siete colores, Purmamarca

martes, 20 de septiembre de 2011

¿Se viene el fin de la Argentina?

Por Federico Tessore 

Una nueva crisis económica está cada vez más cerca. Y puede destruir su dinero y ahorros. ¿Está preparado?
Hola, mi nombre es Federico Tessore.
Soy el fundador y director ejecutivo de Inversor Global, una compañía con sede en Buenos Aires, editora de medios e investigaciones sobre finanzas personales.
Como siempre pasa durante las crisis económicas, mientras muchos sufren y pierden todo, otros no sólo sobreviven sin problemas sino también logran hacer mucho dinero.
Estas personas manejan información que el grueso de la población no maneja. Y tienen conocimientos y experiencias que los ayudan a actuar inteligentemente en momentos donde todos se asustan.
Hoy, aunque la superficie indique todo lo contrario, nuestra economía está entrando en terrenos muy peligrosos nuevamente. Todas las variables que años atrás estaban de nuestro lado hoy se están volviendo en contra. Si esta tendencia continúa, la crisis puede llegar mucho antes de lo que se imagina.
Estamos hablando de una crisis que puede repetir situaciones que ya vivimos en 2002. Situaciones que conocemos bien, que tuvimos que vivir muchas veces en nuestro país. Situaciones que pueden tumbar los sueños y deseos de muchos argentinos en un solo instante.
A medida que repaso mentalmente las crisis anteriores recuerdo situaciones de extrema angustia. Saqueos en los supermercados, enormes colas en las estaciones de servicios, aglomeraciones en los bancos, escases de alimentos, peleas entre la policía y los manifestantes. Furia en las calles.
Imágenes que por un lado nos duelen y que por otro nos ponen en un estado de absoluta alerta.
Simplemente me estoy dedicando a transmitirle los resultados de una investigación económica profesional y objetiva.
No tengo ningún interés en asustar a nadie. Soy argentino, vivo en la Argentina, mi empresa está en la Argentina, mi familia vive en la Argentina. Ante una crisis de esta magnitud, todos los argentinos sufrimos sin excepción.
Y también le quiero aclarar muy enfáticamente algo muy importante: este informe no es político. No estoy a favor ni en contra de ningún partido político o candidato presidencial. Sólo me voy a dedicar a mostrarle hechos concretos desde el punto de vista de un inversor. Verá, creo que los problemas económicos que le voy a mostrar a continuación son consecuencia de las acciones de todos los políticos sin excepción. La mayoría de quienes hoy están gobernando o que están en la oposición estuvieron involucrados en crisis anteriores. Es decir, tanto directa como indirectamente fueron responsables de la crisis del ´89, de 2002 y van a ser responsables de la próxima crisis.
Es un problema general de nuestra clase política para analizar en otro momento. En tiempos de elecciones, cuando todos se ponen sensibles y ven segundas intenciones en todas las ideas, quería dejar bien claro este aspecto.
Pero volvamos a lo que nos interesa, que es el futuro de nuestros ahorros e inversiones ante los hechos concretos que le voy a mostrar en este informe.
Hechos que asustan por sí solos. Pero si de alguna manera puedo ayudar en este momento, es siéndole absolutamente franco respecto al futuro de nuestra economía. Simplemente estoy contándole los resultados objetivos de nuestra investigación sobre la situación de la economía argentina.
Es lo mismo que hacemos todos los días en nuestra empresa. Analizamos e investigamos regiones, países o empresas. Lo mismo que hicimos en 2008 cuando nos dedicamos a investigar sobre la economía estadounidense en profundidad y aconsejar a nuestros suscriptores acerca de los mejores caminos a transitar.
Es por ello que antes de seguir avanzando en la lectura de este informe tengo que advertirle… lo que estoy por decirle es muy controvertido.
Seguramente molestaré a muchas personas…
Se molestarán los políticos, oficialistas, opositores, peronistas, radicales o de cualquier partido. También se enojarán sindicalistas, conservadores y progresistas, periodistas y empresarios.
Eso no nos asusta ni nos detiene.
Todo lo contrario. Sé que las ideas y soluciones que le voy a presentar en este Informe Especial pueden sonar un tanto radicales al comienzo. Estoy seguro de que a medida que lea más, usted dirá: “pero si hay consumo en las calles, la gente está contenta, vive bien…”.
Pero recuerde:
Las crisis nunca avisan con tiempo. No tocan el timbre ni piden permiso. Simplemente se dan. Llegan sin avisar. De un día para otro.
Como ocurrió con el ex ministro Domingo Cavallo el 3 de diciembre de 2001 cuando por cadena nacional anunció el “corralito”. Al día siguiente no se podía sacar más plata de los bancos. El anuncio fue de un día para otro. No hubo ni días ni semanas para actuar.
Nos tomó a todos por sorpresa.
Pero ese no fue el único y nefasto caso de nuestra historia reciente.
En 1974 el Rodrigazo, en 1990 el Plan Bonex y unos años atrás la confiscación de las AFJPs.
Como queda claro, en todos esos casos las crisis se dieron de un día para el otro y no nos dieron tiempo para reaccionar.
Parece una película de ciencia ficción, pero los mismos problemas que tuvimos que enfrentar en la Argentina durante los últimos 30 años se están repitiendo una vez más.
Altísima inflación, cada vez más alta. Subsidios del Estado en todas las áreas de nuestra economía. Escases de energía. Poca nafta para nuestros autos, poco gas para nuestra industria. Controles de precios y a la importación. Un dólar oficial y un dólar paralelo más alto. Confiscaciones de las jubilaciones y vaciamiento de las reservas del Banco Central.
Todas circunstancias que muchos de nosotros ya pasamos años atrás. Y que ya sabemos cómo terminan.
El problema es que todavía estos hechos concretos no están golpeando nuestros bolsillos directamente. La sensación en la calle es que hay mucho dinero, mucho consumo.
Pero ojo. Es importante, le diría fundamental, que sepamos que la próxima etapa de esta crisis, que ya se está dando en nuestro país, atacará directamente nuestro estilo de vida. A nuestro bolsillo.
Los ahorros de millones de argentinos pueden desaparecer nuevamente de un día para otro. Nuestros negocios y trabajos se verán nuevamente amenazados y puestos en jaque. Los precios de las propiedades se desplomarán. Y todo en un abrir y cerrar de ojos.
Lo que llamamos nuestro “estilo de vida normal” estará nuevamente al borde del precipicio. Y esto suponiendo que vivir con 25% de inflación anual y escasez de energía puede llamarse “estilo de vida normal”.
Estamos diciendo que las costumbres de millones de argentinos cambiarán de un día para otro. Amenazarán nuestras posibilidades de irnos de vacaciones, de compras, de proteger a nuestra familia y de mantener nuestro hogar.
Más adelante le explicaré con lujo de detalles cómo estos eventos van a ocurrir. Después podrá decidir cómo actuar.
Existen dos posibilidades: El equivocado soy yo o el Gobierno. En el informe le voy a mostrar mi punto de vista. Le voy a dar los hechos concretos para que decida por su cuenta. En lo que a mí respecta, no tengo ninguna duda que esta crisis se va dar.
Y si no estamos preparados, nuestro dinero y ahorros tienen chances ciertas de desaparecer.
Simplemente soy consciente de hechos muy evidentes. Pienso que es imposible que un país viva con un 25% de inflación anual en forma sostenida y sin problemas. Nunca nadie, en ningún país del mundo lo pudo hacer sin concluir en una crisis terminal.
Simplemente sé que estos procesos inflacionarios terminan en grandes devaluaciones que destruyen el valor de las propiedades y el poder de compra de nuestros ingresos.
Hace quince años que me dedico a proteger el ahorro de personas como usted. No tengo intereses en nada más que su futuro financiero. Ya viví varias de estas situaciones. Y tengo la transparencia y la independencia para contárselas, aun a riesgo que muchos se enojen.
La crisis es un hecho. Se puede dar más tarde o más temprano. Pero es algo fuera de discusión. El tema central aquí es qué puede hacer usted para protegerse.
¿Estará usted preparado para cuando nuestra economía estalle por el aire?
No se preocupe, no es mi intención organizar un piquete o una manifestación. Y no es mi intención entrar en política ni mucho menos.
En cambio, quiero mostrarle qué es lo que estoy haciendo para proteger mi propio dinero, ante esta nueva crisis inminente. Y por supuesto le mostraré cómo usted puede hacer lo mismo en forma inmediata.
Verá, estoy seguro de que la gran mayoría de los argentinos no sabe qué hacer ante un escenario como este. Sí, ya sé, muchos de nosotros ya pasamos por crisis similares. Pero, ¿es tan fácil tener la frialdad para tomar decisiones difíciles en momentos de alta presión? Le aseguro que no.
Le pregunto: ¿qué hacer ante un incremento de 100% en los precios de las naftas de un día para otro? ¿Qué hacer cuando empiecen los apagones en nuestro país o cuando el precio de la electricidad crezca 200%? ¿Qué hacer cuando el precio del transporte crezca de un día para otro 200%? ¿Qué hacer cuando se prohíba totalmente la compra de dólares?
En breve, todas estas situaciones se pueden dar, le prometo. Y en este informe le mostraré en detalle que esto está por pasar y por qué.
Usted podrá analizar cada uno de los hechos que le voy a acercar. Y no dude que luego de desafiarlos, de mirarlos de cabo a rabo, se dará cuenta de que tengo razón. Y podrá decidir.
¿Está dispuesto a actuar ahora mismo para protegerse usted y su familia de la catástrofe financiera que se está gestando?
Espero que su respuesta sea sí. Y es por eso que decidí escribir este Informe Especial.
Le voy a mostrar en detalle qué es lo que estoy haciendo personalmente para proteger mis activos. Y por supuesto le voy a mostrar cómo usted puede tomar las mismas medidas. Ahora mismo, sin demora y de forma muy simple.
No puedo prometerle que implementando estas medidas podrá salir totalmente ileso de la crisis. Pero sí puedo garantizarle que estará mucho mejor que quienes no lo hagan.
Pero me estoy adelantado un poco.
Déjeme retroceder y mostrarle qué es lo que está pasando en este momento en nuestra economía. Compartiré con usted por qué estoy tan preocupado y por qué creo que esta situación límite se tendría que desencadenar dentro de muy poco tiempo…

¿Argentina nuevamente en peligro?
El problema que enfrentamos es muy simple de entender. Y no sólo eso, fue el culpable de muchas de nuestras crisis pasadas.
Desde hace tres años que nuestro Gobierno gasta mucho más de lo que ingresa, es decir, su presupuesto anual cierra con pérdidas. Esa diferencia negativa se está pagando con fuentes que pronto, muy pronto, se van a agotar.
Preste atención a los números que le voy a mostrar. Números que se basan en las estadísticas oficiales. Datos concretos y reales que informa el mismo Gobierno argentino.
Durante el primer semestre de 2011 el Estado perdió AR$ 16.350,9 millones. Si esta tendencia continúa durante el resto de 2011 la pérdida total del Estado podría llegar a AR$42 mil millones anuales.
Y esto no es lo peor, 2011 no es el primer año de déficit fiscal. En 2009 y 2010 el Gobierno también perdió dinero.
“Espere un minuto”, dirá. ¿Cómo llegamos a estas cifras, si siempre leo en los medios que Argentina logra ingresos mayores a sus gastos y que tiene superávit fiscal?
Sí, eso es lo que informa el Gobierno. Y los medios. Y eso es lo que los políticos quieren que creamos…
Pero esos números se logran implementando lo que termina llamándose “contabilidad creativa”: contabilizar como ingresos el dinero que sale de las reservas del país.
Es decir, se está contando como ingresos corrientes el dinero que se usa de las reservas del Banco Central. Y también el dinero que sale de las reservas que tiene el Estado para el pago de futuras jubilaciones.
Es absolutamente increíble que se dé esta situación.
Para que quede bien claro este punto, vea el siguiente cuadro:


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Como le comentaba, en 2009 empezó el déficit. Y ese mismo año empezaron a aparecer como ingresos corrientes los ingresos que venían de nuestros ahorros. Pero en 2011 es cuando la situación se va a profundizar.
El gasto del Gobierno está totalmente desbocado. Crece a un ritmo alarmante. El déficit fiscal es una bola de nieve que no se puede detener.
Se preguntará, ¿qué está haciendo el Gobierno para controlar esta situación cada vez más grave?
¿Está bajando gastos? ¿Incrementando ingresos? ¿Pidiendo deuda?
Nada de eso. Los gastos están creciendo a un ritmo de 40% anual, mientras que los ingresos están creciendo a una tasa de 30% anual. El déficit crece sin pausa.
¿Deuda? Imposible, desde que dejamos de pagar en 2002 nadie nos cree. Nadie no presta un solo centavo. Tenemos que arreglárnosla solos.
La cuestión es, si sigue aumentando el déficit en la misma tendencia que lo viene haciendo, ¿cómo va a pagar el Gobierno estas crecientes pérdidas anuales?
Los subsidios a energía y transporte aumentaron 100% durante el último semestre. Pasaron de 13% a 20% del presupuesto nacional. Si sigue está tendencia en poco tiempo explicarán casi 50% del presupuesto nacional. ¿Es sostenible?
Y me estoy olvidando del resto de los gastos del Estado que no paran de crecer en lujos como el “Fútbol para todos”, la estatización de empresas quebradas como Aerolíneas Argentinas y mucho más.
Estamos atrapados.
La mayoría de la prensa tradicional no quiere ver estos números. Nadie en el mundo de la política, sin importar los partidos, se hace cargo de este escenario. No quieren mirar la precariedad de la economía local.
¿Para qué hacerme problema?, pensarán, si todavía hay crecimiento y la gente tiene dinero para comprar en cuotas, aumentar los salarios, jubilaciones y demás ingresos. Total, cuando se dé la crisis, le pueden echar la culpa a algún enemigo externo o a una situación fuera de control.
Esto es no querer pagar el costo político de dar malas noticias. Ningún político se animó a darlas.
Pero la situación ya no se puede esconder. Normalmente miro esta clase de números cuando estoy analizando un negocio para invertir o para recomendar a nuestros suscriptores. Pero durante los últimos meses me dediqué a mirar las cifras de nuestro presupuesto nacional asustado por los últimos acontecimientos…
Según mis estimaciones más conservadoras el colapso de las finanzas del Estado argentino es inevitable. Salvo por una simple anomalía… y esto es lo que ha salvado al Estado hasta ahora.
Estoy hablando del último recurso que tiene un país. El recurso de sacar el dinero de los ahorros de la Nación.
Como cualquier familia, antes de dejar de pagar sus cuentas, el Estado recurre a los ahorros para pagar los gastos que exceden sus ingresos. El Gobierno está haciendo eso en este momento.
Y eso es algo que los políticos, todos, sin excepción de partidos, no quieren ver:
Como están las cosas ahora, el Gobierno está tranquilo porque piensa que puede malgastar el dinero sin consecuencias, total puede pagar el déficit con los ahorros del país (viene haciendo eso desde 2009).
Eso puede sonar convincente al principio. Como tenemos muchos ahorros podemos gastar en lo que queramos.
Pero, déjeme explicarle como…

Nuestra gran ventaja está próxima a desaparecer
Verá, una de las grandes ventajas que tenía nuestra economía eran los llamados superávit gemelos.
Esto implicaba dos cosas. Por un lado, superávit fiscal, que no es ni más ni menos que un Estado tenga ingresos mayores a sus gastos.
Y por otro lado superávit de cuenta corriente, que es consecuencia del abultado superávit comercial, implicando que el país exporta más de lo que importa. Recauda más dólares de los que entrega y se beneficia con una constante entrada de dólares a la economía.
Ambos superávit blindaban la economía ante cualquier problema.
Si hasta nos pudimos dar el lujo de no tomar deuda adicional desde la época del default en 2002. Y pudimos pagarle lo que le debíamos al FMI en 2006 y pasar la crisis global de 2008 razonablemente bien.
Todo eso gracias a los superávit gemelos que tuvimos por muchos años. Los aprovechamos y con creces.
Pero esa situación se está acabando. Esa gran ventaja está desapareciendo. El superávit fiscal se esfumó hace tres años y es cada vez más grande como le mostré hace un rato.
El Gobierno, a pesar de esto, siguió tranquilo ya que habrá pensado “no sólo tengo todavía el superávit comercial, sino también tengo las reservas del Banco Central. Los ahorros nos protegen¨.
Las cosas no son tan así. Por un lado el superávit comercial está decreciendo a un ritmo veloz.
Dele una mirada al siguiente gráfico…


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La caída del superávit comercial es brusca. ¡Y todo esto pasa teniendo en cuenta que todavía el clima internacional es aún aceptable!
¿Se imagina los números si el mundo entra en crisis, si sube la tasa de interés global, si el precio de la soja empieza a bajar o Brasil devalúa su moneda?
Podemos entender al superávit comercial como un canal bastante directo para incrementar los ahorros del país. Mientras hubo superávit comercial, nuestros ahorros crecían. Ahora que este superávit está terminando, nuestros ahorros están estancados.
Desde mayo de 2010 que nuestras reservas están estancadas en torno a los US$50 mil millones. Esto ya se está dando, es una realidad. En lo que va de 2011 las reservas internacionales de dos bancos centrales de América del Sur no han crecido. Los países en cuestión son: Argentina y Venezuela.
Por lo tanto, a partir de este momento el Estado va a tener que financiar sus excesos con los ahorros que pudo acumular hasta hoy. Éstos no sólo no crecen sino que también disminuyen de forma vertiginosa.

La cuenta regresiva ya comenzó…
En caso de tener que enfrentar otra gran crisis como la de 2008, por ejemplo, vamos a estar en graves problemas.
Recuerde que la crisis de 2008 fue realmente profunda. Por un lado varios de los grandes bancos americanos quebraron. Se llegó a afirmar que era el fin del capitalismo. Pero al mismo tiempo en Argentina estalló la crisis del campo y se dio la confiscación y estatización de las AFJPs.
Factores externos e internos confluyeron para crear un escenario por demás complicado.
Argentina pudo pasar con éxito esta situación porque la economía todavía era robusta y fuerte. Teníamos superávit gemelos y nuestras reservas crecían.
Gracias a eso pudimos solventar la terrible salida de capitales que experimentó el país ese año. En 2008 salieron del país US$23 mil millones. Personas y empresas asustadas por la marcha de la economía argentina cambiaron sus pesos a dólares y decidieron resguardar su dinero de la incertidumbre económica. Y esto en un solo año.
¡En un solo año salió un monto equivalente a la mitad de nuestras reservas en el Banco Central!
¿Se imagina lo que puede pasar si tenemos que enfrentar una situación similar hoy?
Esa situación límite se puede dar de un momento para otro. El equilibro es muy precario, cualquier golpe puede ser determinante para nuestro futuro. La irresponsabilidad de nuestros políticos nos está llevando nuevamente a esta situación.
Pensará, “esto no nos puede pasar nuevamente”. Pero esto es exactamente lo que pasa cuando un Gobierno gasta más de lo que recauda y se queda sin fuentes adicionales para financiarse.
De hecho, eso es lo que pasó en nuestro país en 1989.
El problema empezó a darse cuando los ahorros del país y el dinero en el Banco Central, dejaron de ser suficientes para sofocar el déficit del Gobierno y la corrida contra el dólar y los depósitos.
El nivel de reservas del Banco Central se había mantenido estable, en alrededor de US$3 mil millones en el último trimestre de 1988. El mismo tipo de estabilidad que por ejemplo tienen las reservas del Central hoy.
A comienzos de 1989, sin embargo, el déficit fiscal se hizo incontrolable, desapareció la confianza en el programa económico y el Banco Central comenzó a perder reservas.
El factor confianza es siempre fundamental en toda crisis. Desde el momento que el país pierde esa confianza es difícil detener cualquier crisis.
Sin poder recurrir a deuda externa (nadie nos prestaba en ese entonces, como nadie nos presta hoy) y enfrentando costos prohibitivos para endeudarse internamente, el Central empezó a vender dólares a costa de reducir sus reservas.
En sólo dos meses el Central perdió un tercio de sus reservas. El tipo de cambio se mantuvo fijo, esto es, fue defendido con reservas oficiales y permaneció estable durante dicho periodo.
Cuando todavía le quedaban al Banco Central alrededor de US$1600 millones de reservas en marzo de 1989 se presentó el ataque especulativo. Para entonces, las reservas de moneda extranjera habían caído otros US$600 millones.
La autoridad se dio cuenta de que no podía mantener el tipo de cambio por mucho tiempo más y finalmente tuvo que devaluar.
Entre marzo y abril, el Banco Central devaluó la moneda en casi 200%. Pero esta medida no bastó. En apenas dos meses, el tipo de cambio pasó de 20 australes por dólar en marzo, a 200 a fines de mayo.
¡Una depreciación de 900% en sólo dos meses!
Pero eso no era todo, porque la incertidumbre de la crisis y de la elección presidencial llevó al tipo de cambio a 655 australes por dólar, más de 40 veces el valor que tenia a fines del año anterior.
Todo esto pasó en Argentina hace un poco más de 20 años…
A fines de 2001 y principios de 2002 surgió otra crisis.
Esta se fue gestando desde que asumió el Gobierno de Fernando De la Rúa. Pero llegó a un punto insostenible el 29 de noviembre de 2001, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales.
Es decir, el problema en 2001 vino también por una crisis de confianza, como en 1989, pero esta vez el ataque se dio por la fuga de los depósitos bancarios y la transferencia de dólares al exterior.
Como consecuencia de esto, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo creó el llamado “Corralito” que no hizo otra cosa que complicar aún más la situación. Limitó el retiro de nuestro dinero de los bancos, pero le dio un golpe de confianza definitorio a la economía.
Todo esto llevó a que finalmente el 2 de enero llegase Duhalde al Gobierno Nacional y se formalice el fin de la convertibilidad. Antes, el Presidente temporario Rodríguez Saá había suspendido el pago de la deuda externa.
Hoy, nuevamente Argentina comienza a mostrar mucho de los síntomas que vimos en 1989 y en el 2001.
Parece mentira, ciencia ficción, pero los hechos hablan por sí solos….
Como afirmó la prestigiosa economista Carmen Reinhart, reconocida por sus pares como una de las más influyentes de Estados Unidos, “no hay evidencia” de que la Argentina haya aprendido algo de su crisis de 2001…
Y la historia se repite…

La inflación está nuevamente fuera de control
El gasto del Estado está fuera de control. Y las reservas del Banco Central están nuevamente en jaque.
Como declaró el ex presidente del FMI Michel Camdessus en su visita al país en junio pasado:
“El Gobierno no debe esconder la inflación, porque luego quedará obligado a hacer un ajuste cruel…, esto es insostenible. Un país no tiene nada que ganar de una inflación alta, porque es un factor de desorden macroeconómico, y además lo pagan los más pobres como un impuesto”.
Lo vivimos todos los días cuando compramos comida en un supermercado o consumimos cualquier producto o servicio: los precios suben a un ritmo mayor al 25% anual.
Es gracioso como el INDEC miente con sus mediciones. La tasa de inflación oficial en 2010 fue de 10,9%. Las mediciones privadas ubican a la verdadera inflación en el orden de 25% a 30%.
Y lo triste es que aún teniendo en cuenta el número que surge de la manipulación oficial del INDEC, Argentina tiene una de las inflaciones más altas del mundo. Venezuela, Argentina, Mozambique, Angola, Vietnam, Pakistán, Nigeria y Egipto son los líderes en inflación mundial.
El periodista de The Wall Street Journal, Taos Turner, denuncia con mucha ironía la manera cómo el Gobierno argentino se niega a tratar el tema:
“En cualquier otro país, una tasa de inflación de 10% arrancaría mucha inquietud y causaría pánico entre los políticos sobre la manera de frenar el crecimiento de los precios. Además, los funcionarios del Gobierno, en estos países, utilizarían la palabra ‘inflación´ para describir lo que está pasando con los precios. Pero la Argentina nunca ha sido ‘cualquier otro país´ y su idiosincrasia es tan infrecuente que no deja de sorprender.”
Y mucho más sorprenden los números cuando revisamos la inflación que tienen nuestros países vecinos.
En Chile la inflación en 2010 fue de 3%, en Brasil de 5,9% y en Uruguay de 6,9%. La nueva presidenta de Brasil fijó entre sus prioridades reducir el crecimiento de los precios y en la misma línea trabajan las autoridades del Uruguay.
Una de las únicas iniciativas del Gobierno para solucionar este problema se focalizó en multar a las consultoras privadas que anunciaban los aumentos de precios verdaderos. Ocupados en ocultar lo imposible.
¡Hoy el Congreso es el único que puede anunciar los estudios de los privados que revelan la inflación real!
Otra medida gubernamental consistió en prohibir los aumentos de precios a las empresas si antes no se informa de la novedad a la Secretaría de Comercio de Moreno. Es decir, volver a los famosos y fracasados controles de precios de la década del ´80…
Nada de esto da resultado por supuesto. La inflación no para de crecer y acumula un alza superior a 100% durante los últimos cinco años. Veamos el siguiente gráfico:


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La consecuencia final de esta altísima inflación, la segunda más alta del mundo después de Venezuela, es muy clara para todos los argentinos: una crisis total que destruirá la economía nuevamente.
Y la gente ya está reaccionando en consecuencia. La fuga de dólares que se está dando HOY en la Argentina es frenética.
Durante el primer semestre del año se fugaron US$10 mil millones. Se estima que esta cifra superará los US$20 mil millones para todo 2011.
Como le comentaba hace un rato, en 2008 vivimos una fuga de dólares similar como consecuencia del estallido de la crisis internacional, la disputa entre el Gobierno y el campo y la estatización de las AFJP, ese año se fueron US$23 mil millones.
Todo hace pensar que 2011 superará esa cifra convirtiéndose en el año récord de fuga de dólares de la Argentina.
Veamos el siguiente gráfico para tener más claridad:


La novedad de este nuevo proceso de fuga de capitales es que está mayoritariamente en manos de personas, de individuos como usted o yo. En 2007 y 2008 dos tercios de los fondos dolarizados eran de operadores mayoristas.
En 2009 y 2010 las cifras se repartieron por mitades. En cambio, ahora, el 80% de las compras de dólares son de minoristas, de personas.
Los argentinos ya están reaccionando ante esta preocupante realidad que le muestro. La historia puede no ser clara, las palabras de los políticos nos pueden confundir, pero la certeza de que algo está funcionando mal está instalada en los ahorristas e inversores argentinos.
Y lo más preocupante es cómo va a quedar nuestra economía si a la situación actual se le suman problemas externos. Algo similar a lo que ya pasó en 2008 puede acelerar esta situación aún más.
Y esta vez el Gobierno no va a tener herramientas para defenderse.
La economía argentina es una bomba de tiempo. Aunque los políticos traten por todos los medios de esconder la situación, la gente ya está reaccionando a través de la compra masiva de dólares.
Pero ésta no es una conducta que sólo toman los argentinos. Es una reacción normal y corriente de cualquier persona que ve que una crisis se está gestando.
Lo mismo pasó en un país europeo que enfrentó una crisis muy similar en los ‘90…

El pedazo de pan más caro del mundo
El Gobierno Nacional de un país europeo había gastado casi todos sus ahorros al principio de la década del ‘90. Se quedaron sin dinero para pagar los gastos del Estado. ¿Qué hicieron entonces? Simple, comenzaron a robar los ahorros depositados en los bancos de los ciudadanos.
Y por supuesto, comenzaron a imprimir dinero nuevo a lo grande para financiar los gastos diarios del Estado, como el mantenimiento de la infraestructura básica. A pesar de eso, la infraestructura básica del país comenzó a desmoronarse. Baches en la calle, tuberías de agua rotas... ascensores que nunca se reparan... y proyectos de construcción que simplemente se pararon antes de ser terminados.
La tasa de desempleo superó el 30%... y el Gobierno seguía imprimiendo dinero.
El Profesor de Economía de la San José State University de California, Dr. Thayer Watkins, experto en países que tratan de salir de este tipo de crisis económicas, escribió sobre este desastre en particular:
“El Gobierno trató de contrarrestar la inflación mediante la imposición de controles de precios. Sin embargo, cuando continuó, el control gubernamental hizo que los productores tengan precios tan ridículamente bajos que simplemente dejaron de producir. Panaderos dejaron de hacer pan... los mataderos se negaron a vender la carne a las carnicerías... y otras tiendas cerraron”.
Entonces, ¿qué fue lo próximo que hizo el Gobierno para tratar de frenar la inflación?
Bueno, implementaron la brillante idea de forzar a los comercios a completar una serie de documentos cada vez que querían aumentar los precios. ¡Ellos pensaron que esto podría frenar los aumentos de precios, ya que los trámites llevarían mucho tiempo!
Pero al igual que los planes de muchos Gobiernos, éste tuvo terribles consecuencias no deseadas.
Dado que los comercios tenían que dedicar un empleado a tiempo completo a completar esos papeles, decidieron algo muy simple: subirían los precios aún más, para no tener que volver a completar la documentación.
Increíble, ¿no?
Con el mismo objetivo, el Gobierno creó una nueva moneda... que básicamente eliminó seis ceros de la anterior. Así que 100 millones de unidades se transformaron rápidamente en 100 nuevas unidades. Por supuesto, esto tampoco funcionó... nunca funciona.
Entre octubre de 1993 y enero de 1995 los precios aumentaron en, vea esto: el 5 billones por ciento. Eso es...
5.000.000.000.000.000%
En otras palabras, un pedazo de pan que costaba $1 en 1993, de repente su costo era:
$50.000.000.000.001
Sí, eso significa $50 billones…
Sí, ya sé, es para reírse... pero le puedo garantizar que al orgulloso pueblo de este país europeo no le causaba ninguna gracia y mucho menos a los que vivían con un ingreso fijo.
Por supuesto, en este punto, el país se vino abajo por completo. Como escribe el Dr. Watkins:
“La estructura social comenzó a derrumbarse. Ladrones robaban medicamentos de los hospitales y clínicas, ya que escaseaban, para después venderlos frente a los mismos lugares que robaron. Los trabajadores de ferrocarriles se declararon en huelga y cerraron el sistema ferroviario del país.”
A esta altura, las empresas y ciudadanos de todo el país por supuesto rechazaban la moneda local.
En su lugar, todo el mundo comenzó a negociar en marcos alemanes. Notemos que la devaluación diaria era cercana al 100%.
¿Puede usted imaginarse el pánico en una sociedad cuando el precio de casi todo se duplica... todos los días? Fue el caos absoluto, y la economía, básicamente, se detuvo. Era como vivir en una zona de guerra. Los camioneros pararon la entrega de bienes. Tiendas, restaurantes y estaciones de servicio todas cerraron.
Otra ridícula medida del Gobierno fue decretar que era ilegal no aceptar un cheque personal.
Imagine... el valor que podría figurar en un cheque era absorbido por la inflación mientras los días pasaban hasta cobrarlo.
Por supuesto, como es habitual, el Gobierno de este país europeo no asumió ninguna parte de la culpa. Como el Dr. Watkins informa, la posición oficial del Gobierno fue que la hiperinflación se produjo “debido a las sanciones aplicadas injustamente contra el pueblo y el Estado.”
Una vez más me imagino lo que está pensando… “todo lo que está contando me suena y mucho, lo vivimos en Argentina en 1989 y en 2002 con creces…”
Sí, así es, el único objetivo de contarle esta historia es para asegurarle que cualquier país que se comporte de una manera irresponsable la va a pagar tarde o temprano. No es algo que tenemos que vivir sólo los argentinos.
Lo mismo que sucedió en este país de Europa, Yugoslavia, también acaba de suceder en Islandia y Grecia, pero en una escala menos dramática. La única razón por la que la situación en Grecia e Islandia no empeoró es debido al gigantesco rescate extranjero. Al rescate de la Unión Europea.
Es más, durante los últimos 100 años, este tipo de crisis económicas ha asomado su horrible cabeza en Alemania, Rusia, Austria, Polonia, Brasil, Chile, Ucrania, Japón y China.
Y ahora nuevamente en la Argentina.
Todos reconocemos hechos de la crisis yugoslava que están pasando hoy en la Argentina. La inflación es por supuesto lo más evidente.
Como afirma Franco Bernabé, presidente ejecutivo de Telecom Italia, la mayor empresa de telefonía de Italia y quinta de Europa: “La inflación es un riesgo importante para la Argentina y el Gobierno debería hacer de todo para impedir que se vuelva a la situación que provocó los problemas argentinos del pasado”.
Esta inflación que no puede ser controlada está siendo provocada por el Banco Central, que necesita imprimir dinero a un ritmo vertiginoso para financiar los gastos crecientes del Estado.
Durante los primeros siete meses de 2011 la emisión de nuevo dinero creció un 40%. De esta forma, el dinero en poder del público pasó de AR$86 mil millones a AR$116 mil millones.
¡Una emisión de AR$30 mil millones en sólo siete meses!
Y esta situación busca ser detenida por los ridículos controles de precios que implementa el Gobierno.
Y se generan situaciones insólitas.
Por ejemplo, un queso gouda cuesta en la Argentina US$16 el kilo, mientras que en Europa se vende por apenas US$6.
Como explica Manuel Ocampo, presidente de la Asociación de Productores de Leche (APL), “esto de que los quesos son más caros acá que en Europa es fruto de la locura de distorsión en la que está el mercado argentino de la leche por culpa de la intervención del Gobierno, que nos quiere hacer creer que defiende la mesa de los argentinos, mientras los lácteos se encarecen cada día más”.
O como decía el CEO de Unilever en Argentina, “los acuerdos de precios son todos de palabra” y relata: “nos reunimos cada tres meses y le mostramos todo el portafolio. Se discuten las variables de precios que queremos subir, se hace un acuerdo y avanzamos. Y no hay nada escrito. Es de palabra, y nosotros lo respetamos.”
Un régimen oscuro que rige los precios en la Argentina y que intenta, sin éxito, contener el desborde provocado por el despilfarro de los gastos del Gobierno.
Un Gobierno que no sólo gasta cada día más sino que también lanza planes que son una burla para gente como los llamados “Carne para todos”, “Pescado para todos” o “LCDs para todos”…
Planes que son sólo una puesta de marketing y que no tienen un impacto real en el consumo.
Según el economista Teodoro Padrós, el volumen de carne que ofrece el plan “Carne para todos” equivale a un 0,15% de lo que se consume diariamente en el país. Para que se dé una idea, la carga de los camiones no alcanzaría a cubrir la demanda en Villa Lugano, uno de los barrios beneficiados con el proyecto.
Mientras, los precios se disparan y la gente consume cada vez menos carne, como consecuencia de los controles a la exportación que impone el Gobierno. ¿Por qué pasa esto?
Simple, ya no es negocio para los productores de carne vender carne. Por lo tanto, estos criadores deciden cerrar sus negocios y dedicarse a otro negocio como la siembra de soja. Nuestro país exporta cada vez menos carne. Incluso Paraguay, con una hacienda 20 veces menor, exporta más carne que Argentina. Y los precios están por las nubes.
Cortes como el lomo o el bife de chorizo son dos extravagancias que sólo están al alcance de unos pocos privilegiados hoy.
Mientras los subsidios que mantienen los precios artificialmente bajos son otra de las muestras de que la crisis ya está con nosotros.
El tema también es muy simple de entender. Desde hace diez años cuando salimos de la Convertibilidad que las tarifas han sido congeladas al consumidor individual.
La buena noticia es que todos nosotros pagamos un precio por la electricidad, el gas o el transporte terriblemente bajo.
Para que se dé una idea, la tarifa industrial de gas en la Argentina es un 73% inferior al promedio de lo que se paga en Brasil, mientras que la tarifa básica residencial equivale al 5% de lo que se paga en Chile.
La mala noticia es que esta situación no se puede mantener para siempre y cuando estalle va a implicar un aumento de más del 300% en esos valores.
Mientras, el responsable de mantener estos precios artificialmente bajos es el Estado, que debe pagar subsidios altísimos a todas estas empresas para que puedan mantener los precios.
Un ejemplo: hoy el boleto de colectivo en la Ciudad de Buenos Aires cuesta AR$1,20. Si no fuera por los subsidios del gobierno tendría que costar AR$3,75. Para llegar a esto tendría que aumentar un 220%.
Mientras, el Gobierno gasta AR$23.267 mensuales por colectivo para mantener este sistema. Como existen 10 mil colectivos en la capital, el estado invierte AR$233 millones por mes en mantener los subsidios al transporte de colectivos.
Y no estoy contando todo lo que se gasta en el subsidio al gasoil que usan esos colectivos (pagan un peso por litro cuando nosotros pagamos más de cuatro) o los subsidios a otros medios de transporte, como el tren.
Todos estos subsidios son una gran bola de nieve. Vea estas cifras: en 2011 se gastaría un estimado de AR$70 mil millones en subsidios que representarán el 3,1% del PBI argentino. En el año 2006 estos subsidios sólo representaban el 1% del PBI. Un alocado e imparable crecimiento.
El otro gran síntoma de la crisis que vemos en nuestra economía hoy son las nuevas trabas a las importaciones que lanzó el Gobierno.
Esto está trayendo desabastecimiento de muchos productos. Pero es el costo que el Gobierno está dispuesto a correr para tratar de detener el deterioro de los números de la balanza comercial que muestran que cada vez exportamos menos e importamos más.
Como afirma Revista Fortuna:
“Por las trabas a la importación, faltará ropa, juguetes y electrónicos... Como con los autos de lujo, el Gobierno le pide a las marcas que por cada dólar que sale entre otro. Es para cuidar el superávit, que sigue cayendo por la energía.”
El Ministerio de Industria impone estas medidas desesperadas. Pero lo que el Gobierno no entiende es que con estas medidas no se puede contener la tendencia de fondo.
El dólar en la Argentina hoy está en niveles parecidos a los de la Convertibilidad. En pocos minutos le voy a mostrar evidencias claras de esta situación.
Este dólar de casi 1 a 1 en términos reales provoca que nuestras exportaciones hoy sean caras y, en cambio, los incentivos para importar sean muy grandes. Esta nueva situación, provocada por la inflación y el déficit, es la verdadera responsable que el Gobierno no quiere mirar.
La única razón por la que esta situación evidente y que vivimos todos los días no explotó es gracias a los ahorros que acumulamos en el pasado y que nos están salvando hoy.
Y eso es lo que está previniendo, por ahora, el colapso de nuestra economía.
Pero lo que no quieren mirar los políticos es que estos ahorros se van a terminar. Y muy pronto.
Podemos seguir financiando este festival de gastos y subsidios mientras podamos seguir consumiendo ahorros. Pero éstos ya se están consumiendo mucho más rápido de lo que pensamos.
Por ello, no debe esperar un minuto más: tiene que actuar ahora mismo para proteger su patrimonio e inclusive intentar ganar dinero en los próximos años. Dentro de unos pocos minutos le voy a mostrar exactamente cómo estoy protegiendo mi propio dinero y qué es lo que le recomiendo que puede hacer con el suyo.
Pero antes, déjeme explicarle un poco mejor aún qué es lo que está pasando en este momento en la economía argentina…

El mundo en contra de la Argentina
Como le comenté anteriormente, a pesar que los políticos no lo quieren ver y los medios masivos no lo informen, Argentina está viviendo de sus ahorros.
Y estos ahorros se están esfumando mucho más rápido de lo que pensamos. Mucho más a medida que el mundo se empieza a volver en contra de Argentina.
Verá, una de las mayores explicaciones del crecimiento de la Argentina hasta 2008 está focalizada en el excelente contexto internacional que nos tocó vivir.
Por un lado, Brasil nos dio una gran ayuda con su tipo de cambio cada vez más barato. En 2003, por cada dólar, había que entregar 3 reales. Hoy sólo 1,60 reales.
Esto provocó que nuestros productos fueran baratos en reales, por lo que pudimos aumentar fuertemente nuestras exportaciones a Brasil.
Por otro lado, el gran aumento la cotización internacional de la soja hizo que, por el efecto precio, también subieran de forma muy importante las exportaciones relacionadas a ésta.
Y por último, las bajas tasas de interés que se dieron en Estados Unidos durante los últimos años ayudaron, y mucho. Esto logró que los capitales no se quisieran ir aun más del país y por otro lado y más importante, ayudó a que los precios de los commodities, entre ellos la soja, se mantuvieran altos.
Todo este gran combo de “ayuda internacional” permitió que luego de la devaluación y salida de la convertibilidad en 2002 nuestro tipo de cambio que fuera alto. De esta forma tuvimos un dólar “caro” que eso estimulaba las exportaciones y frenaba las importaciones.
Gracias a esto el saldo del balance comercial argentino fue muy positivo por muchos años. Esto permitió la entrada de dólares y de esta forma pudimos solventar la fuga de capitales sin problemas.
Pero lo que los políticos no quieren mira es que…

Hoy el dólar está casi igual que en el 1 a 1
A pesar de que el dólar cotiza hoy a más de cuatro pesos por unidad, si contamos los efectos de la inflación en pesos con un tipo de cambio que casi no se movió, llegamos a esta sorprendente conclusión.
Esto, por supuesto, está destruyendo nuestras exportaciones y provocando que el ingreso de dólares que supo haber en nuestra economía desaparezca.
Dado que este punto es fundamental para que comprenda el real peligro que enfrentamos, vamos a analizarlo un poco más en detalle.
Como todos sabemos, durante los últimos cuatro años la inflación promedio en la Argentina estuvo en torno a 25% anual. Esto quiere decir que en cuatro años los precios subieron 100%.
Por otro lado, la devaluación del tipo de cambio fue, en promedio, de tan sólo 8% anual. El 2 de enero de 2008, según datos del BCRA, el dólar estaba en AR$3,14. Casi cuatro años más tarde, la cotización es de AR$ 4,16. Estamos hablando de una suba de 30% en el tipo de cambio.
Hagamos los números. Si los precios subieron un 100% en la Argentina, para que nuestros productos sigan siendo igual de atractivos para el mundo, nuestro tipo de cambio tendría que haber subido un 100% también.
Pero el tipo de cambio subió sólo un 30% en cuatro años.
Y esto nos lleva a la conclusión que durante los últimos cuatro años hubo una inflación de casi 70% en dólares. Es decir, nuestros productos están 70% más caros para vender al exterior.
¿A usted le parece que podemos exportar con estos números? Por supuesto que no. Y esa es la causa por la que el crecimiento de nuestras exportaciones se detuvo y las importaciones están creciendo tan fuerte.
A medida que la inflación siga profundizándose y el tipo de cambio siga estable, la bomba de tiempo será mayor.
Tendremos que devaluar mucho más para que nuestras exportaciones vuelvan a ser atractivas. Y una devaluación fuerte desatará el caos. No tenga duda.
Lo invito a ver el siguiente gráfico para que la situación sea más clara aún:


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En concreto, como se desprende del gráfico anterior podemos ver que el dólar se encuentra solamente un 10% por encima de los valores de la Convertibilidad cuando se lo corrige por inflación. En un prestigioso matutino argentino salió como nota de tapa la “Vuelta del deme dos en Madrid y Miami”, indicando cuan barato está el dólar en nuestro país.
La bomba de tiempo está a punto de estallar. Y estallará en la forma de una fuerte devaluación. Por supuesto que el Gobierno va a negar esta situación hasta el último momento. Pero el Gobierno no tiene salida.
Como dice el viejo adagio de los bancos centrales…. “¿cómo saber cuándo una moneda va a tener una fuerte devaluación?”
La respuesta es simple: cuando el presidente del Banco Central o la cabeza económica del país tiene que salir en la televisión para negar cualquier movimiento en la moneda.
¿Y adivine quién hace pocas semanas salió a hablar del dólar? Sí, adivinó…., nuestra Presidente recientemente dijo “hay que convencer a los argentinos para que apuesten al país y no al dólar”.
Hace unos días, el actual ministro de Economía y futuro vicepresidente de la Argentina, señaló que no se esperan fluctuaciones bruscas para el dólar en la Argentina. ¿Será una señal de algo?
Y es lógico que esto pase. Lo último que quiere un gobernante cuando no le queda otra alternativa que devaluar es darle una advertencia o pista a la gente. Entonces ellos tienen que negar, negar y negar. Una vez que ya se devalúa es muy tarde para que los inversores o los ciudadanos actúen.
Varios economistas de renombre internacional ya están notando esta realidad.
Por ejemplo, el economista turco-estadounidense Nouriel Roubini es muy duro sobre el futuro de la economía argentina.
Roubini es conocido como el “Doctor Catástrofe” por haber predicho la crisis argentina de 2001, la de Estados Unidos 2008 y la actual crisis griega. Fue cuestionado duramente después de cada anuncio. Pero el tiempo le terminó dando la razón.
Por supuesto que ni el Gobierno ni los medios están interesados en las opiniones de este tipo de economistas con prestigio mundial…
En julio de este año Roubini, en una visita a la Universidad Di Tella en Buenos Aires, afirmó sobre la economía argentina: “La marcada apreciación del peso afectará la competitividad y las exportaciones. Mientras tanto, sólo por cierto tiempo, el país gozará de un crecimiento artificial”.
Luego el “Doctor Catástrofe” afirmo que observaba con preocupación la economía argentina actual: excesiva inflación, tasas de interés negativas e incertidumbre jurídica. Por encima de eso, el economista nota una peligrosa sobrevaluación, que le hace evocar la convertibilidad. Nos aconseja, que si hemos perdido la memoria, nos miremos en el espejo de Grecia…
Y finaliza diciendo, “el modelo de la Argentina no es sustentable”.
Lapidario y al mismo tiempo muy claro. El que no quiera ver estos hechos objetivos que son la razón de la próxima crisis argentina que lo haga bajo su propia responsabilidad.
Y todo se puede complicar mucho por…

La amenaza latente de Brasil
Es tan alta la vulnerabilidad de la economía argentina, que cualquier variable que se mueva un poco puede destruirla. Un excelente ejemplo para demostrar esto es la influencia sobre nuestra economía de lo que pase en Brasil.
Es importante resaltar que el 20% de nuestras exportaciones son a Brasil y que el año pasado tuvimos un déficit comercial de US$4.097 millones con el país de la samba.
Y pese a que el real está muy barato frente al dólar.
Para entender la importancia del real recordemos lo que pasó en 1999 cuando Brasil devaluó su moneda.
Hasta ese momento la economía argentina venía creciendo bien, pero con la devaluación de Brasil el PBI disminuyó 2,5% en el primer trimestre de 1999; 5% en el segundo y la misma cifra en el tercer trimestre. A raíz de esta devaluación las exportaciones argentinas cayeron un 30% en 1999.
Algo similar ya sucedió en plena crisis de fines de 2008, cuando el real brasileño saltó de AR$1,65 a AR$2,40, y si bien nuestro tipo de cambio se mantuvo, la fuga de capitales se aceleró de una forma asombrosa. Ese año terminó en record total en fuga de dólares en la última década.
A las claras podrá observar la influencia de lo que pase en Brasil sobre nuestra economía.
Las presiones internas que tiene el Gobierno brasileño para devaluar son muchas. Y por otro lado, si se profundiza la crisis global, ésta puede golpear fuerte a Brasil y de esta forma cambiar la expectativa de su moneda rápidamente.
Por ello, nadie puede descartar que en algún momento se dé esa devaluación. Si sucede, la crisis argentina se precipitará mucho más rápido de lo que todos pensamos.
Pero esa no es la única amenaza externa con la que vamos a tener que lidiar.

El boom de la soja no será para siempre
Los impresionante aumentos en los precios de la soja y otros alimentos que exportamos fueron algunos grandes protagonistas que nos permitieron crecer durante los últimos años.
Pero la crisis internacional está amenazando este escenario y esto puede ser fulminante para Argentina también.
Como afirma José Juan Ruiz, economista jefe del Banco Santander para América Latina, “el ciclo alcista de las materias primas, que tantos beneficios trajo a la economía argentina en los últimos años, comenzó a encontrar sus límites”.
Ruiz, que sigue con particular celo estas cotizaciones por el impacto que pudieran tener en las economías donde el grupo tiene presencia, cree que los precios, en general, enfrentarán un recorrido bajista al cabo de los próximos dos años, motivado tanto por cuestiones financieras (progresivos aunque leves endurecimientos monetarios) como por un mayor equilibrio entre oferta y demanda.
“Hay que entender que los altos precios que hemos visto en los últimos tiempos estimularon la producción en un contexto en el que la demanda disminuye su crecimiento, lo que hace que vayamos hacia un nuevo equilibrio”, vaticinó.
Respecto al impacto de las tasas de interés mundiales sobre países como Argentina, fue preocupante. “Habrá que ver cómo juega en su memoria un dato histórico: en cuatro de las últimas cinco ocasiones que el mundo comenzó a subir las tasas, América Latina sufrió una crisis”, recordó.
Aunque la Reserva Federal ya anunció que Estados Unidos mantendría sus tasas de interés mínimas hasta mediados de 2013, son varias las economías emergentes grandes que están iniciando aumentos en sus referenciales para contener sus propios procesos inflacionarios.
Parece mentira que nadie en nuestro Gobierno tome en serio todas estas amenazas que tenemos que enfrentar. Amenazas reales, que todos los expertos ven, pero que muchos eligen mirar para el otro lado.
Mientras nuestro tipo de cambio está en niveles de la convertibilidad y el mundo se transforma en una amenaza para la Argentina, en nuestro país…

Nadie invierte y nos quedamos sin energía
El clima de negocios no podría ser peor en la Argentina.
Y esto tiene profundas implicancias sobre la infraestructura del país que se va deteriorando día a día.
Para que se dé una idea, durante 2010 Argentina ocupó el sexto lugar en inversiones extranjeras en América Latina. Chile, Perú y Colombia, países que solían tener menos atractivo para los inversores, y a la vez son más chicos que Argentina, están recibiendo más inversiones extranjeras que nuestro país.
Por supuesto no intento compararnos con Brasil, que el año pasado recibió US$45 mil millones de inversión versus los US$6 mil millones argentinos. Ni con México, que ocupa el segundo lugar.
Pero es difícil de entender como un pequeño país como Chile recibe inversiones por US$15 mil millones y un enorme país como Argentina no recibe ni la mitad.
El ex ministro de Economía español Carlos Solchaga, una personalidad muy influyente en el empresariado de su país pidió cautela a las empresas españolas a la hora de invertir en América Latina, “sobre todo en la Argentina y Venezuela”, debido a la aparición de “signos de sobrecalentamiento” y de “tensiones inflacionistas muy importantes”.
No piense que esto son sólo números y grandes cifras sin impacto real. Las implicancias de las bajas inversiones son gravísimas para el país. Sin ir más lejos, veamos lo que está pasando con la energía.
Hoy Argentina tiene los precios de la energía más baratos del mundo. Pero esto pasa porque el Gobierno tiene artificialmente bajos estos precios pagando subsidios por todos lados. Mientras nos estamos quedando sin producción de energía.
Durante el primer semestre de 2011 el Estado gastó AR$ 185.276 millones, de los cuales, AR$32.366 millones fueron para pagar subsidios a la energía.
Esto representa casi el 20% del presupuesto total. El año pasado este mismo gasto representaba sólo un 13% del presupuesto total. Es decir, en un año el gasto en subsidios por parte del Estado subió un 100%.
¡Una tendencia terrible e imparable!
El gasto en subsidios se llevó aproximadamente casi AR$40 mil millones de gasto y podría llegar a AR$70 mil millones en todo el año 2011. Entre otras causas de este gasto, el congelamiento de las tarifas eléctricas y gas contribuye a eso.
Es decir, las tarifas que pagamos en nuestras casas están subsidiadas por el gobierno. Si no estuvieran subsidiadas tendríamos que pagar por lo menos un 200% más de lo que pagamos.
Y si analizamos las cifras y tendencias de la energía de nuestro país el panorama se vuelve más negro aún.
En 2010 tuvimos un superávit comercial energético de AR$ 4 mil millones.
Pero en 2011 vamos a tener un déficit comercial energético de AR$16 mil millones según los especialistas. El aumento artificial del consumo en nuestra economía requiere que importemos gas, gasoil y electricidad.
Para que se dé una idea, la petrolera estatal Enarsa, que se ocupa de la importación de gas, gastó el doble que en la primera mitad de 2010. Y Argentina firmó convenios de importación de gas con Bolivia, Qatar y Uruguay.

Con precios locales congelados, nadie quiere invertir en la producción de gas. Es decir, no estamos invirtiendo un solo peso en incrementar nuestra capacidad de generar energía.
La tarifa industrial de gas en la Argentina es un 73% inferior al promedio de lo que se paga en Brasil mientras que la tarifa básica residencial equivale al 5% de lo que se paga en Chile.
Por lo tanto, se está formando una tormenta que va a ser imposible de parar en los próximos años. Invertir en energía es una movida que sólo tiene efectos en el largo plazo.
La falta de reglas de juego y las distorsiones en la comercialización provocaron desinversión en un momento de precios altos, y llevó a que las reservas comprobadas hayan caído un 10% en petróleo y un 17% en gas.
Por lo tanto, para abastecernos de energía en los próximos años vamos a tener que importar cada vez más. Y si sólo de un año para el otro estos subsidios subieron del 13% de nuestro presupuesto al 20%. ¿Qué puede pasar en los próximos años?
Simplemente sería impagable para el Gobierno. Y en ese punto lo único que va a quedar es aumentar las tarifas de la energía.
¿Se imagina qué puede pasar si de un día para el otro el Gobierno aumenta en un 200% las tarifas de energía y transporte?
Como mínimo me imagino fuertes protestas en las calles. Gremios cortando calles, exigiendo aumento de sueldos. Se desata un espiral de conflicto imparable que no tiene otra salida que una inflación cada vez más alta y caos total.
Y cuando queramos dejar de pagar estos altos costos y nos queramos poner en serio a recuperar la estructura energética del país va a ser tarde. Las inversiones necesarias van a hacer varias veces millonarias…
Mientras esto pasa…

Los inversores más inteligentes hacen algo
Los inversores más sofisticados de la Argentina ya se están moviendo. Ellos vivieron esta situación muchas veces. Y si son ricos es porque supieron aprovechar estas situaciones muchas veces.
Ya están actuando ante la preocupante realidad de la economía argentina. Ya están moviendo su patrimonio e inversiones a lugares más seguros y con mayor potencial.
Esto es lo que está haciendo por ejemplo Eduardo Costantini, uno de los mayores inversores inmobiliarios de la Argentina.
A través de su holding Consultatio, cerró un acuerdo de compra de un importante terreno en la localidad de Key Biscayne, en Miami, donde planea construir un complejo residencial e invertir US$278 millones.
De esta forma Costantini se adelanta a la crisis y comienza su salida de fondos de la Argentina.
Pero esta no es la primera inversión que Consultatio hace fuera del país. Dos años atrás también comenzó a apostar a Uruguay. La empresa está impulsando la construcción de “Las Garzas Blancas”, un country exclusivo de 450 viviendas en un terreno de 240 hectáreas, con un costo de inversión estimado en US$60 millones, según publicó la revista Noticias.
Costantini no está solo en su interés por Uruguay. Alan Faena, el dueño del hotel más lujoso de Puerto Madero, en cambio, avanza con su intención de instalar en Punta del Este una iniciativa similar al Art District emplazado en la Ciudad de Buenos Aires.
Pero el inversor argentino más agresivo es sin duda Eduardo Elsztain. Él también está invirtiendo los fondos de su empresa en forma agresiva en el mercado de propiedades de Estados Unidos.
En 2009 realizó su primera compra de la cadena de hoteles Hersha Hospitality Trust, una sociedad que administra 73 hoteles bajo franquicias de cadenas de lujo invirtiendo sus primeros US$14 millones.
Pero esta fue la primera, no la única, ya que luego de esa jugada ha comprando varios edificios de departamentos y oficinas en Nueva York que superaron inversiones por US$150 millones.
De esta forma IRSA, el holding de Elsztain, sale del mercado argentino, el destino que hasta el momento era el único lugar de sus inversiones. Diversifica sus riesgos y se adelanta al estallido de la crisis.
En otras palabras, tres de los más grandes inversores argentinos comenzaron a invertir fuertemente en el exterior hace dos años. ¿Le parece que esto es casualidad?
No, sin duda no es casualidad. Las mayores empresas e inversores del país saben que enfrentamos muy serios problemas, entonces están protegiendo sus activos invirtiendo en otros países.
Como le mostré en este reporte, no es difícil, luego de un poco de análisis, conocer el peligro que la economía argentina presenta. Los riesgos son cada vez más altos para nuestra economía y los grandes inversores reaccionan en consecuencia.
La buena noticia, es que sin importar lo que pase, le voy a mostrar varias maneras para que pueda proteger sus ahorros. No sólo eso, le voy a mostrar inversiones que hasta le pueden hacer ganar mucho dinero cuando la crisis se dé.
En un momento le voy a mostrar exactamente como implementar esas alternativas de inversión. Pero antes déjeme resumirle los principales problemas de la economía argentina hoy.
Tenemos la segunda inflación más alta del mundo
Con una inflación que supera el 25% anual sólo somos superados por Venezuela. Nunca en la historia económica del mundo un país pudo soportar muchos años esta tasa de inflación sin caer en una crisis…
Los precios de los servicios públicos están artificialmente bajos y podrían dispararse
Desde hace diez años que los precios de la electricidad, transporte y gas, por ejemplo, no se tocan. Están artificialmente bajos mantenidos por subsidios del estado. El Estado duplicó durante el último año los subsidios que tiene que pagar para mantener esto. Cuando esta olla se destape los precios deberán subir por lo menos un 200%.

El déficit fiscal del Estado crece vertiginosamente
Hace tres años que el Estado pierde plata y financia esa pérdida con aportes de los ahorros del país. En los primeros seis meses de 2011 ya perdimos AR$16 mil millones. Los gastos crecen a un ritmo de 40% anual mientras que los ingresos son menores al 30% anual. Dentro de poco los ahorros no alcanzarán para pagar este despilfarro…

El dólar está casi igual que en la Convertibilidad
Como consecuencia de la inflación alta y del tipo de cambio estable, el tipo de cambio real está casi igual que en la época de la Convertibilidad. Esto está destruyendo nuestro comercio exterior y provocando el fin de nuestra economía. Al Gobierno no le queda otra que devaluar tarde o temprano…
El superávit comercial está desapareciendo y, mientras, se fugaron US$10 mil millones en seis meses.
El tipo de cambio casi igual al 1 a 1, sumado a la situación del mundo que ya no es tan favorable a la Argentina, están destruyendo nuestro comercio internacional. Están entrando muchos menos dólares a la Argentina y se hace cada vez más difícil solventar la fuga de capitales que se está dando. Sólo durante los primeros seis meses del año se fueron US$ 10 mil millones y todos los especialistas estiman que este año se irán más de US$20 mil millones. ¿Cómo vamos a solventar esta salida? Nadie lo sabe…

El Banco Central está inundado de deuda incobrable del Gobierno
Muchos piensan que el déficit fiscal y la salida de dólares la vamos a pagar con los fondos del Banco Central. Pero este Banco Central está cerca de tener patrimonio neto negativo si sacamos lo que debe el Gobierno. Esta deuda pasó de AR$30 mil millones un año y medio atrás a más de AR$100 mil millones en la actualidad… Si hay una crisis de confianza, la supuesta seguridad de nuestro Banco Central puede tambalear…
Cualquier persona se dará cuenta que la economía argentina se volvió muy peligrosa, nuevamente. Ante cualquier problema no previsto puede colapsar. Y este colapso afectará nuestro nivel de vida directamente. Afectará las finanzas de millones de argentinos.
Recuerde, los Gobiernos desesperados pueden tomar toda clase de medidas desesperadas. Sin ir más lejos la estatización de las antiguas AFJPs es un fiel reflejo de eso. Hoy la nueva ANSES es una de las más importantes fuentes de financiamiento del Gobierno. Se están usando nuestro aportes jubilatorios para financiar los gastos corrientes…
Pero esto no terminará aquí.
A medida que la crisis se profundice se buscarán otras opciones. Nacionalizar depósitos bancarios, nacionalizar el comercio exterior, abrir las cajas de seguridad, usar los fondos de las empresas. Todo puede ser posible ante un Gobierno desesperado…
La buena noticia es que le vamos a acercar dos movimientos simples para que pueda proteger su dinero de las reacciones de un Gobierno desesperado.
Nadie tiene la menor idea sobre cómo puede darse la crisis cuando estalle.
Sí, estoy seguro que la situación va a ser un caos. En la actualidad nuestro país está plagado de marchas, manifestaciones, protestas a diario. No me quiero imaginar qué puede pasar cuando los precios comiencen a dispararse aún más rápido.
Federico Tessore
Director
Inversor Global
Fuente:http://www.informadorpublico.com/1111387.html

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