Un momento de extrema confusión en el poder

Por HUGO KRASNOBRODA, El Tribuno

Tras varias semanas de triunfos electorales y acaparación casi exclusiva de la agenda pública, y más allá de seguir encabezando todas las encuestas, Cristina de Kirchner se encuentra viviendo uno de los momentos más difíciles del año. La incompresible y agresiva reacción kirchnerista luego de la derrota de Daniel Filmus en la Capital Federal fue una clara muestra de eso, pero no la única.
En siete días el oficialismo nacional perdería en Santa Fe -y tras el balotaje porteño- una semana después caería en Córdoba, tres de los cuatro distritos más importantes del país.
Las contradicciones del oficialismo durante la semana encendieron la luz de alarma en la Quinta de Olivos. Ocurre que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, tuvo que salir a explicar que respetan al electorado porteño y, así, minimizar las burdas declaraciones de Fito Páez. Sin embargo, todo había empezado con el verborrágico Aníbal Fernández, quien había sido el que aseguró que “cada provincia tiene el Gobierno que se merece”.
Se trata ni más ni menos que del jefe de Gabinete, quien debería bregar por la paz social en Argentina. ¿Alguien puede pensar que con esos dichos favorecían a su candidato? Obviamente no, y por eso llamó la atención tan improvisada postura. Tan ridícula fue la ofensiva contra el electorado porteño que se dio en momentos en los que Filmus confirmaba que no se bajaría del balotaje. El mensaje era tan claro como absurdo: “Ustedes no saben votar, pero el 31 de julio elijannos a nosotros”.
Todas esas desinteligencias de la Casa Rosada volvieron a colocar a la oposición en carrera, al menos desde el punto de vista discursivo. Es que el magro resultado “K” en suelo porteño fue usado, lógicamente, como el argumento perfecto por los detractores del oficialismo para mostrarle a la sociedad que las elecciones de octubre no están definidas como se quiere instalar.
“Los últimos días estábamos algo caídos en lo anímico, pero las posiciones divisionistas del kirchnerismo nos volvieron a dar aire. Lo mejor de todo es que esto pasa a solo un mes de las primarias”, señaló ayer a El Tribuno un importante líder radical que pidió reserva de su identidad.
El Gobierno nacional está al tanto que la dispersión opositora es, hoy, su principal carta ganadora de cara a las elecciones presidenciales. Esto es así porque es muy difícil que alguno de los postulantes alejados de la Casa Rosada vaya a cosechar el treinta por ciento de los votos.
El porcentaje es de suma importancia ya que si Cristina saca el 40 por ciento podría coronarse en primera vuelta. Los sucesos de los últimos días, sumados al escándalo de Sergio Schoklender, podrían restarle votos clave a la Presidenta para ganar sin balotaje. En una eventual segunda vuelta, todos lo saben, podría pasar cualquier cosa.
Caso Noble Herrera
Como si todo esto no hubiese sido poco, el kirchnerismo quedó en una posición muy incomoda tras confirmarse que el segundo análisis de ADN de los hermanos Noble Herrera dio negativo. Sucede que la Presidenta de la Nación en persona había acusado de “apropiadora” a la dueña de Clarín, en una fuerte exposición de su investidura que podría haber evitado. Hasta ahora, ningún alto funcionario del Gobierno dijo absolutamente nada sobre el tema.
Teniendo en cuenta que los derechos humanos y los ataques a Clarín fueron eje del discurso kirchnerista los últimos años, los desmanejos de Hebe de Bonafini y los ADN negativos de los Noble Herrera representan un duro golpe hacia el relato oficial en medio de una campaña electoral que empieza a tomar vuelo.
No resultó extraño que la oposición en pleno haya salido a respaldar a los hermanos Noble. ¿Lo hacen por convencimiento? Quien lo sabe, lo que si es evidente es que los candidatos están percibiendo que la estrategia kirchnerista empieza a mostrar falencias notorias y quieren capitalizarlas.
Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/49623-Un-momento-de-extrema-confusion-en-el-poder.note.aspx