Quebrada de Humahuaca-Jujuy

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El cerro de siete colores, Purmamarca

miércoles, 20 de abril de 2011

Un deber: reconstruir la Militancia

Alberto Lestelle
Alberto Lestelle
Un llamado a la reconstrucción necesaria de la Verdadera Militancia, en las palabras del Compañero Alberto Lestelle y su nota intitulada “Candidatos y Militancia”. Material que invitamos a tener siempre presente.
Candidatos y Militancia
La militancia de todos los distritos ha comenzado a ser tenida en cuenta por el extenso número de candidatos, tanto del nivel provincial como nacional.
Se trata de la reiteración de una constante en la que el candidato se acuerda del militante unos meses antes de la elección.
Es común ver llegar a un distrito a un personaje que se presenta como “el enviado de…” y que toma contacto con algún compañero a quien le formulan distintas promesas para que -con ese incentivo- le prepare la llegada del candidato. Obviamente, siempre y cuando ese compañero no sea ya empleado político del mismo.
Luego, se da inicio a una serie de movidas que van desde la elección del local, pasando por la reserva del hotel, la conferencia de prensa local, la ubicación preferencial en los asientos, y todo otro detalle que haga al éxito de gestión. Para que no se “olviden” de él. Y quedar dueño de la “manija”-en su distrito, claro- del circunstancial visitante.
El adelantado “maletante” cumple con su cometido. Y el compañero lugareño, a su manera, también. ¡Todo fenómeno! El candidato pasa. Pero las disputas apenas comienzan.
Se descubre que el adelantado “maletante” no se hizo cargo de la factura del hotel. Los que fueron ubicados en tercera fila trasuntan su malestar por haber sido relegados. Los de la segunda fila hacen lo propio. Y ni hablar de los que se acomodaron (como pudieron) atrás de todo.
Los grupos que no intervinieron en la organización exteriorizan su malestar; profundizan las diferencias locales y se preparan para repartir a diestra y siniestra sus broncas. Mientras, en el seno del grupo organizador comienzan las diferencias por las malas ubicaciones que le fueron destinadas.
Ponen el grito en el cielo porque no se los invitó a la recepción del candidato. O porque no se les distinguió debidamente su presencia, etc.
El candidato pasó. ¿Y la militancia? Bien, gracias.
Esto, que parece verdad de perogrullo, hoy se ha vuelto moneda corriente en el territorio. Y se agudizará con el transcurso de los días, en virtud de todos los candidatos que irán desfilando por los pueblos y localidades.
“Es algo normal” podría alegar más de uno. “Es común que suceda”, replicará algún otro.
Pero lo cierto es que, a medida que han pasado los años, la Militancia ha ido decayendo en la Provincia de Buenos Aires. Y -consecuentemente- el peronismo bonaerense va perdiendo, poco a poco, su identidad.
La pérdida de identidad trae como consecuencia el desorden y la desorientación. Y cuando una militancia se encuentra a sí misma desordenada y desorientada, ella y su territorio se transforman en tierra de nadie.
La militancia debe organizarse sin la presencia de mesías. Su organización debe cobrar fuerza de la mano de su propia vocación.
Han pasado muchas elecciones y aún no se ha reaccionado a los efectos de llegar a ese orden y esa organización tan necesarios.
Debemos perseguir este objetivo entre TODOS, sin que ningún militante ni su agrupación pierdan su identidad. Debe evitarse, a toda costa, la pérdida del compromiso y las definiciones políticas, en beneficio de tal o cual candidato peronista.
“Cada militante debe llevar en su mochila el bastón de Mariscal”, dijo una vez el General Perón.
Hacia ello debemos apuntar. Es hora de que hacerlo una vez más. Pero entre TODOS.
El debilitamiento del militante es el inicio de un camino incierto para el peronismo bonaerense.
Veamos, pues, si somos capaces por nosotros mismos, de evitar esa incertidumbre.
Demostremos por nosotros mismos que somos LEALES herederos de Evita y de Perón.
Un fraternal abrazo peronista.
Por Alberto Lestelle.

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